domingo, 23 de septiembre de 2012
El público se rinde ante un espectáculo sin precedentes en las murallas medievales de la Orquesta Amigos de la Música
Un acontecimiento cultural sin precedentes. El otoño llegó a Algeciras cargado de música, historia y una trabajada escenografía. Las murallas medievales fueron el mejor escenario para acoger Algeciras por la Constitución de 1812 a cargo de la Orquesta Sinfónica Amigos de la Música.
El concierto arrancó a las nueve de la noche. El recinto arqueológico que el Ayuntamiento habilitó para la ocasión se quedó muy pequeño. Los algecireños no quisieron perderse una clase de historia y música nunca antes vista. La relación de Algeciras con la Constitución de 1812 merecía esta puesta en escena. Algeciras no es Cádiz pero está a la altura celebrando el Bicentenario. Más de 800 sillas quedaron ocupadas por el público con bastante antelación aunque en el recinto se dieron cita sin miedo a errar, unas 2.000.
La Orquesta Sinfónica de Algeciras Amigos de la Música estrenó dos piezas musicales compuestas por el director, Juan Carlos Ocaña. Los músicos estrenaron una obra sinfónica de doce movimientos dedicada a la Algeciras de la época. La obra es un trabajo conjunto de Ocaña con el músico José Miñano, miembro de la orquesta, mientras que la redacción del libreto corrió a cargo de Agustín Román. Manuel Tapia Ledesma aportó sus conocimientos sobre el hecho histórico. La música se complementó con una representación teatral a cargo de Barrio Vivo y alumnos de la Escuela de Tauromaquia. Durante la función se recrearon las experiencias vividas por un herrero algecireño del siglo XIX, que relató el reclutamiento de los escopeteros de Getares, su participación en batallas de la Guerra de la Independencia, la ayuda prestada a los gaditanos durante la contienda a través del mar, la Batalla de Bailén junto al General Castaños, su visión de Vicente Terrero, párroco de La Palma que aportó y mucho a la redacción de la Constitución de 1812. Y todo ello con la música como hilo conductor.
El silencio de los espectadores solo se interrumpió con los aplausos. La interpretación de La Vida Breve, de Manuel de Falla con las castañuelas de Macarena Andrades robaron un aplauso muy nutrido. Aragonesa, de Bizet o La Marcha de Cádiz, de Chueca le fueron a la saga. El público a estas alturas estaba entregado. Algecireños de todas las edades y muchos de pie permanecieron inmóviles. Dos horas para celebrar La Pepa y para dar las gracias a la joven orquesta, a las personas implicadas y a las delegaciones que lo hicieron posible. Las velas crearon una atmósfera muy propicia. Sobre el puente bailó Macarena Andrades, mientras que la hija del herrero, encarnada por Carmen Navarro, interpretó una malagueña. El alcalde, José Ignacio Landaluce, acompañado de su equipo al completo entregó a la sinfónica un diploma de agradecimiento.
El concierto conmemorativo del Bicentenario de La Pepa cumplió con creces las expectativas. El trabajo bien hecho es lo que tiene.
El concierto arrancó a las nueve de la noche. El recinto arqueológico que el Ayuntamiento habilitó para la ocasión se quedó muy pequeño. Los algecireños no quisieron perderse una clase de historia y música nunca antes vista. La relación de Algeciras con la Constitución de 1812 merecía esta puesta en escena. Algeciras no es Cádiz pero está a la altura celebrando el Bicentenario. Más de 800 sillas quedaron ocupadas por el público con bastante antelación aunque en el recinto se dieron cita sin miedo a errar, unas 2.000.
La Orquesta Sinfónica de Algeciras Amigos de la Música estrenó dos piezas musicales compuestas por el director, Juan Carlos Ocaña. Los músicos estrenaron una obra sinfónica de doce movimientos dedicada a la Algeciras de la época. La obra es un trabajo conjunto de Ocaña con el músico José Miñano, miembro de la orquesta, mientras que la redacción del libreto corrió a cargo de Agustín Román. Manuel Tapia Ledesma aportó sus conocimientos sobre el hecho histórico. La música se complementó con una representación teatral a cargo de Barrio Vivo y alumnos de la Escuela de Tauromaquia. Durante la función se recrearon las experiencias vividas por un herrero algecireño del siglo XIX, que relató el reclutamiento de los escopeteros de Getares, su participación en batallas de la Guerra de la Independencia, la ayuda prestada a los gaditanos durante la contienda a través del mar, la Batalla de Bailén junto al General Castaños, su visión de Vicente Terrero, párroco de La Palma que aportó y mucho a la redacción de la Constitución de 1812. Y todo ello con la música como hilo conductor.
El silencio de los espectadores solo se interrumpió con los aplausos. La interpretación de La Vida Breve, de Manuel de Falla con las castañuelas de Macarena Andrades robaron un aplauso muy nutrido. Aragonesa, de Bizet o La Marcha de Cádiz, de Chueca le fueron a la saga. El público a estas alturas estaba entregado. Algecireños de todas las edades y muchos de pie permanecieron inmóviles. Dos horas para celebrar La Pepa y para dar las gracias a la joven orquesta, a las personas implicadas y a las delegaciones que lo hicieron posible. Las velas crearon una atmósfera muy propicia. Sobre el puente bailó Macarena Andrades, mientras que la hija del herrero, encarnada por Carmen Navarro, interpretó una malagueña. El alcalde, José Ignacio Landaluce, acompañado de su equipo al completo entregó a la sinfónica un diploma de agradecimiento.
El concierto conmemorativo del Bicentenario de La Pepa cumplió con creces las expectativas. El trabajo bien hecho es lo que tiene.
0 Comentarios:
Publicar un comentario